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Juan Carlos Girauta

La famiglia, digo la familia, digo la família

La idea fuerza que todas las ramas comparten, lo que las mantiene unidas en momentos de turbación es la existencia de ese enemigo interno. Ahora les ha nacido otro, Ciudadanos de Cataluña, que les tiene muy desconcertados.

De seguir así las cosas, la campaña del referéndum estatutario no saldrá de los cauces establecidos, y cada rama del establishment nacionalista compaginará su par de lánguidos mensajes particulares con la gran idea fuerza que todos comparten.

Las ramas se distinguen -es un decir– por sus conocidas marcas registradas. CiU, destetada del erario hace años, sigue cultivando por inercia o interés una imagen institucional. Son los nacidos para el poder; han acostumbrado a la ciudadanía catalana, con persistencia y un cuarto de siglo, a dar por descontado que si hay un gobierno, es para ellos; si hay un presupuesto, para ellos es; si hay un negocio que hacer, lo harán ellos; si hay algo que sacar, ellos lo sacarán. Cuentan con su atinada e inquebrantable fe en la pusilanimidad ajena. Hay que valer mucho, como Artur Mas, para ser tenido por serio gestor sin haber empatado nunca a nadie.

El PSC, tras dos años y medio succionando, debería haber saciado su sed y su trauma pujolista. Pero al haberlos tratado Rodríguez al viejo modo de González, ya vuelven a comportarse como oposición, que es lo suyo. Oposición cafre y camorrista, el juego limpio es categoría que en calle Nicaragua se desconoce. Sus lemas de precampaña y de campaña son un atentado contra la paz civil y arrojan una amenaza oscura y compacta sobre un segmento de la población. No se puede hacer eso impunemente, y menos gobernando. Maragall, que si ya llegó acabado a la presidencia, imagínense cómo estará ahora.

Los ecocomunistas, sandías o rojiverdes no existen. Son un holograma. Eso sí, el matrimonio del conseller y la concejala se gana bien la vida. Hay formas peores. Por fin, está ERC, formación polífónica que ha pedido el sí, el voto en blanco, el voto nulo, la abstención y el no. Así cualquiera. Emiten un spot de campaña muy tierno con una nieta concienciada e independentista que convence a su abuelo. Las dudas del vejete se desvanecen demasiado deprisa, es un hombre sin criterio. No es trigo limpio. Seguro que se ha reinventado a sí mismo. La nieta debería echar un vistazo al baúl del altillo, no vaya a ser que esconda una camisa azul.

Y eso es todo. ¿El PPC? No es de la familia. De hecho, la idea fuerza que todas las ramas comparten, lo que las mantiene unidas en momentos de turbación es la existencia de ese enemigo interno. Ahora les ha nacido otro, Ciudadanos de Cataluña, que les tiene muy desconcertados. Hoy les envían a sus fuerzas de choque y mañana condenan la agresión. Céntrense.

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